La nieta del asesino cholulteca es la que viste y calza de abogada, ejerce de abogada y estudió para abogada, titulada como licenciada en derecho y estudiando una maestría de algo, que presume en todo momento, como si fuera la única mujer que lo hace. Es una de las féminas machistas en su género que han encontrado acomodo en el ambiente del periodismo informal, colaborando en ocasiones para algunos articulistas, editorialistas y amigos de la prensa, encabeza un movimiento que ella misma se lo cree.
Irritante en ocasiones, peleonera, defensora de presuntos delincuentes, no soporta a los machistas que la persiguen u ofrecen ayuda cuando va en jeans a la procuraduría. En ocasiones se piensa que Cecilia es tortilla, pero no ha salido del closet y no se sabe si se acuesta con perros, políticos, aliens u cualquier cosa que le apacigue el mal carácter.
A la Monzón ni en MORENA, ni en el PRI, ni en ningún otro lugar la aguantan. Es hoy por hoy la apestada del PRI que nadie quiere y con quien se han peleado todos. Porque creyéndose inteligente ha sido muy pendeja en aprovechar las oportunidades que se le ofrecen.
Defensora de los delincuentes, así se gana la vida. Una vida que comparte con perros, porque novios no hay quien la aguante, una hembra que repudia al macho, pero que quiere aprovechar el medio.
Irritante en ocasiones, peleonera, defensora de presuntos delincuentes, no soporta a los machistas que la persiguen u ofrecen ayuda cuando va en jeans a la procuraduría. En ocasiones se piensa que Cecilia es tortilla, pero no ha salido del closet y no se sabe si se acuesta con perros, políticos, aliens u cualquier cosa que le apacigue el mal carácter.
A la Monzón ni en MORENA, ni en el PRI, ni en ningún otro lugar la aguantan. Es hoy por hoy la apestada del PRI que nadie quiere y con quien se han peleado todos. Porque creyéndose inteligente ha sido muy pendeja en aprovechar las oportunidades que se le ofrecen.
Defensora de los delincuentes, así se gana la vida. Una vida que comparte con perros, porque novios no hay quien la aguante, una hembra que repudia al macho, pero que quiere aprovechar el medio.
Para los periodistas que publican sus fechorías o altercados son pasquines, pero ella escribe en uno, el Quetzal en Cholula y eso es un periódico, testaferros de José Juan Espinosa Torres.
Cecilia es prima de Ramón Blanca y otros, los mismos que están vendiendo el Zapotecas.
Cecilia es la nieta del que fue el cacique y homicida cholulteca.
Cecilia estudió en España.
Cecilia afirma que su abuelo fue el líder nacional de la CROM, cuando en verdad llegó a ocupar únicamente una cartera nacional por poco tiempo. Por el contrario fue el azote de los cholultecas y sus enfrentamientos contra la CTM dejaron muchos muertos. Sus arreglos sindicales lo ayudaron a perpetuarse en el poder con sus marionetas cholultecas como presidentes municipales. Cecilia no tiene la culpa, pero está orgullosa de ello y pretende seguir los viejos pasos, manipulando o como la pizza con garantía, de entregarse gratis si no explota en menos de 30 minutos.
Cecilia se escuda en su condición femenina, esperando como la araña que caigan en sus redes, para devorarlos, para destruir todo a su paso, una mujer insensible, obstinada, estúpida.
El mundo de Cecilia está en las redes sociales, repitiendo frases, publicando perros, cometiendo errores y publicándolos, como algo que debe hacer en todo momento. Después del twitter y Facebook, el mundo de esta mujer a medias se acaba.
Ya lo dijo, Cecilia denunciará a los periodistas, a todos los que se atraviesen en su camino, el problema será que le hagan caso, porque finalmente esos chismes son de lavadero, por estupideces que no tienen remedio. Cecilia marca su vida, como las putas su territorio, inmolándose en sacrificio por las mujeres pero sólo de dientes para afuera. Actriz del teatro se martiriza y sus aduladores le dan espacio, para que llore en su hombro, como una mujer acosada, cuando en verdad es el diablo en persona, Belhor, Baalial o el mismo Belgalfor que busca meter la cola para sacar provecho.
Fuentes del propio partido revelan que es una mujer muy conflictiva y pareciera que vive para confrontarse con la gente, con todos y por todo. Dentro y fuera del PRI en Puebla, Cecilia Monzón Pérez es identificada como una mujer agresiva, que lejos de tener amigos, acumula una larga lista de enemistades día a día.
Ayer se pelea con el dirigente estatal de su partido político, Jorge Estefan Chidiac, antes con el presidente del Instituto de Capacitación y Desarrollo Político (Icadep), Guillermo Deloya Cobián.
Lo mismo le da pelearse por unas croquetas de purina para comer, que por un espacio. Después con los dirigentes locales, ahora con la hija del señor López y antes o después con el periodista. Se pelea por un espacio, antes porque no la incluyeron, después porque amafiaron el proceso, como si el abuelo cacique no lo hubiera hecho. En el abuelo está bien, pero cuando es en su contra, está mal. Karma señores, karma Cecilia, karma de pleito y constante lucha sin provecho.
Fue secretaria general del PRI en el municipio de San Pedro Cholula y no hizo nada, nada aportó a su partido que le dio la oportunidad de servir. Por el contrario, se ganó el mote de la vampirito, no por sus dientes chuecos, sino porque a sus presas les chupa la sangre hasta dejarlos secos.
En sus redes sociales sólo pelea y sube fotos con sus perros, mientras que sus mensajes son más negativos que positivos, exhibicionista.
Los propios militantes del PRI señalan que no tiene méritos, ni estructura, ni la capacidad mental para competir por un cargo de representación popular. Se dice que la locura viene de familia y de la frustración de haber perdido todo.
La abogada Cecilia Monzón presume de ser una profesionista y política con un nutrido bagaje cultural, se percibe irritable y lo mismo siente aversión contra el mandatario Rafael Moreno Valle como contra el actual gobernador Tony Gali y los militantes de su partido. Apestada y despreciada encuentra acomodo en algunos periodistas que la “quieren” y “apapachan”.
De hecho, en el PRI es una persona non grata para la mayoría de quienes la conocen, por su forma de ser, siempre explosiva y hasta burlona con las creencias religiosas de cada persona.
Ella es Cecilia Monzón Pérez, para el que le guste, cuídese de no ser comido, como la araña capulina que se come al macho tras la cogida.
Jajaja estás en la mira. Pinche vieja loca.
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